Exactamente hace un año, escribí este tema que ahora retomo y actualizo porque mi familia y yo, pasamos estos días por el difícil momento de despedir a nuestro padre, esposo, hermano, abuelo, tío y amigo.
De la muerte se ha escrito siempre y son muchisimos los caminos por donde se puede abordar el tema, desde el lado espiritual, religioso al practico, psicológico, bueno infinidad de enfoques analizados por expertos en la materia.
Yo sin embargo, me limito a mi espíritu observador y con la única pretensión de compartir mi sentimiento personal por el tema que desde la semana pasada he vivido en carne propia con la muerte de mi padre.
Justo cuando escribí este tema hace un año y medio aproximadamente, había terminado de leer un par de libros de los que el tema principal era la muerte.
Además un articulo de la revista dominical del País que me conmovió mucho, por que hablaba del tema: de como llegan las gentes al momento de la muerte y que este momento habla mucho de la personalidad de cada quien y de su vida. Hoy lo puedo confirmar.
Mi padre como dijo mi hermano"murió siendo prudente, discreto y oportuno como siempre a las 4:30 de la tarde del viernes para no molestar".
En el articulo de la revista del país hablaban de una pareja de alemanes en Brasil que murieron, los dos planearon sus muertes con detenimiento, entre lo que dejaron fueron cartas de despedida para cada uno de sus conocidos, me impacto el tema.
Otras personas llegan a la muerte en desorden, angustia o enojo y también muchas otras en paz y plenitud, espero haber podido ayudar en lo posible para que mi papá llegara así...en paz.
Con mucha claridad veo que todos vamos hacia allá y que en nuestro recorrido, el hoy y el ahora ni se repite ni nos espera, no podemos desaprovechar o dejar pasar las oportunidades que tenemos de amar, decir lo que pensamos y también de equivocarnos y reconocernos imperfectos.
En este gran tema, tan triste nos encontramos con el llanto........Como en la canción del rey" el día que yo me muera, se que tendrás que llorar.
Yo no he podido llorar, aunque es lo esperado y me duele el corazón, las lágrimas no llegan, me doy cuenta que hay que llorar por el que se va, porque ya no lo vamos a tener cerca, ni vamos a compartir con él las cosas que nos gustan y nos importa.
Sin embargo yo todavía no me encuentro con la soledad de la presencia de mi Rafa.
Son tantas cosas diferentes y personales, en el espíritu de cada quien que por eso el duelo es diferente para cada persona.
Creo que también los lloramos, dándoles el espacio para separarnos de su presencia.
Mi Rafa, nuestro abuelo tan cariñoso en unas cosas pero tan seco y hermético en otras, las personales, las que hubiéramos querido tener mas cerca para conocerlo a fondo y entender sus porqués ¿? de la vida.
Hoy tenemos muchos grandes recuerdos para sentirlo cerca, así es la impertenencia de la vida, nos guste o no.
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