UN CAMINO SEGURO


UNA CAMINATA
Los caminos y disfrutar de un buen recorrido.
Hace tiempo escuche hablar a un amigo de este tema que ahora me hace reflexionar.
Teniendo la oportunidad de recordar lo que decía Juan. Ahora lo hago mío, lo ajusto a mi pisada, a mis pies y a mis ideas.
Con el objetivo de poder experimentar y gozar, de las bondades de recorrer un buen camino.
En realidad si tengo grandes recuerdos de caminatas en mi vida. Cuando éramos niños, a mis hermanos y a mí, nos gustaban los grandes recorridos, movernos, caminar y llegar a lugares que se convertían en metas o lugares mágicos llenos de travesura y chispa infantil.
Por ejemplo recuerdo mucho en el rancho que tenia mi abuelo en el estado de Morelos; inventábamos expediciones que nos llevaban toda la mañana. El  premio era llegar a la paletearía de la plaza principal del pueblo y comprar la paleta helada que mas se te antojara.
Ejercicio, mente clara y así transcurría el tiempo de la caminata.
Me gustaba mucho, llegar a la parte más alta de la montaña, voltear hacia abajo y ver lo recorrido. Siempre me parecía maravilloso, ver que lo que desde abajo parecía imposible, ya arriba te dabas cuenta que no había sido tanto.

La naturaleza de la caminata nos deja al descubierto la capacidad que tenemos de trasladarnos, de llegar a un punto deseado, de manera independiente, simplemente con la decisión de hacerlo.
 Además es el momento perfecto para abrir puertas al silencio y búsqueda interior.
Hace miles de años el mundo se recorría a pie. Familias enteras hacían largos recorridos juntos. Se compartían paisajes, climas, olores, canciones y muchas cosas más.
Han cambiado bastante las cosas, ahora vamos en nuestros coches por carreteras de alta velocidad con pantallas para los niños y cualquier cantidad de juegos y aplicaciones en los celulares. Nos perdemos del encanto de lo que son los caminos, se nos van los paisajes, las cosas simples que dejaba el aburrimiento del camino como contar coches o vacas en el recorrido. Ahora todo es tan rápido que el viaje se resume básicamente al destino.
Para mi, es otro más de los "porqués" en la inmediatez entre algunos jóvenes y niños en este momento. Nos preguntamos el porque de la falta de interés en temas, en investigaciones, en aficiones. No quiero comparar sino reflexionar en los resultados ¿era mejor antes? cada generación vivimos cosas distintas.
Me sentí muy feliz esta semana cuando Sebastian mi hijo llego un día y me enseño unas fotos que tomo de su caminata diaria a la universidad a las 8:00 de la mañana. Sentí una gran esperanza.
Volviendo a los caminos, quiero hablar de las Vías Romanas y lo importante que era circular por ellas; aseguraban que ibas a llegar a tu destino y que irías seguro en un camino flanqueado por una barda de piedra o la típica hilera de arboles.
En la vida esperemos poder ir por una especie de Vía Romana. Al fin y al cabo; entonces y ahora es más seguro que ir a campo traviesa con el riesgo de perderte.
Los arboles que la flanquean son las personas que nos rodean y que nos pueden ir guiando, cuidando y protegiendo durante nuestro camino. Pienso en las diferentes ocasiones en que he pedido ayuda para encontrar una dirección y la persona que te orienta te dice: vaya por aquí, a la derecha o la izquierda según el caso pero no se salga de esta calle. Lo más seguro es que si haces caso llegas bien a tu destino. Sino, no paras de dar vueltas y tienes que volver a preguntar. Nuestros padres son los mejores ejemplos de este guiar en el camino, son nuestra propia VIA ROMANA tan sencillo como es escuchar, además a las personas que más nos quieren y conocen. Pues no, la naturaleza humana en muchos casos, igual que cuando preguntas una dirección, acabas por salirte de ese camino principal y la mayoría de las veces, cuando te das cuenta ya estas perdido dando vueltas de más y tardando el doble de tiempo en llegar. Me recuerda mi adolescencia sin duda. Todo se convierte en experiencia personal y un poco a fuerzas aprendizaje .
En una entrevista que oí hace mucho tiempo de Facundo Cabral decía muy acertadamente que para hablar de ciertas cosas, había que vivirlas y con esto regreso a los caminos y la oportunidad de sentir y saber lo que es tener frío, hambre, cansancio. Podemos preguntarnos ¿ para que sentirlas; si no hay necesidad? pues yo siento que para poder dar justo valor a las cosas. Nos damos cuenta y apreciamos lo que significa la alegría después de sentir o sufrir el dolor o la tristeza. Todas estas experiencias para mi se convierten en herramientas para la energía vital de cada persona.
 Me impresiono mucho una amiga que me platico que a medida que pasaban los días en su Camino a Santiago se iba deshaciendo de cosas de su mochila, por que a fin de cuentas todo cuenta y lo importante es poder llegar .
¿A donde? a un destino deseado, planeado, en el caso del Camino a Santiago que es lo importante ¿el camino? o llegar y entrar a Santiago de Compostela. He sabido que la experiencia del camino es espectacular. Que maravilla poderlo disfrutar.

Las cosas sencillas como una buena caminata con nuestro perro o con alguien que nos quiera acompañar, es algo que de verdad, debemos hacer y disfrutar.
Ahora, he podido lograr un par de veces, con una buena caminata, tener el momento para  hablar de cosas valiosas que se van abriendo en el paso a paso. Además e podido comprobar que mejora el animo.

Y el animo igual que la esperanza es algo que es muy bueno cultivar. En la vida vamos a toparnos con cosas o situaciones que no son el fin de nuestro mundo pero si lo descomponen y esta en cada uno de nosotros tener la esperanza de que paso a paso vamos a llegar a esa parte alta de la montaña, donde podremos siempre voltear y sorprendernos por el camino ya recorrido.




















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